Escribe: Ricardo Burgos Rojas – Decano del Colegio de Periodistas de Lima
Hoy sentí vergüenza.
Y no fue vergüenza ajena porque en mi condición de decano del Colegio de Periodistas de Lima, represento a más de 5 mil periodistas y comunicadores de Lima Metropolitana y la región Lima.
Les explico las razones de mi desazón.
Asistí en el Reducto número 2 a la ceremonia del 140 aniversario de la batalla de Miraflores, epopeya heroica, último sacrificio de los ciudadanos de Lima en defensa de la patria, antes que el ejército invasor chileno asaltara nuestra capital.
En una vibrante y emotiva ceremonia, los oradores recordaron que 8 mil 500 peruanos, civiles, militares, universitarios, estudiantes, trabajadores, adolescentes e incluso niños enfrentaron a un ejército de 20 mil hombres, fuertemente armados. Al final de la batalla, más de 2 mil peruanos habían ofrendado su vida por el honor y la dignidad nacional.
“Muere, pero no cambies de bandera” fue la frase de peruanidad que retumbó en el sagrado santuario de El Reducto.
Los asistentes pudieron ver también, por primera vez, la bandera restaurada del batallón número 4 que enarbolaron los bravos defensores de Miraflores. Escucharon, además, después de siglo y medio, el cañonazo del histórico cañón naval Dahlgren que simbolizó el coraje y bravura de los defensores peruanos.
La efemérides, sin embargo, pasó desapercibida para la prensa nacional.
La tribuna de periodistas que la Municipalidad de Miraflores instaló en el lugar para que los reporteros gráficos y camarógrafos testimoniaran el homenaje a los gigantes de Miraflores, estuvo vacía.
Ningún canal de televisión, radio o periódico cubrió la información.
A esa misma hora, los reporteros de la televisión hurgaban en la comisaría de Miraflores por nuevas y desopilantes declaraciones del ciudadano Jaime Cillóniz, acusado de agredir a su madre y retener en un ascensor a una actriz de televisión.
Otros, cubrían en la zona norte de Lima el robo de una motocicleta y los demás informaban sobre robos de celulares y otras fechorías que todos los días inundan los noticiarios de la televisión.
Sólo en la prensa impresa en El Peruano, El Popular y en los portales web La Mula y Peruinforma, leí hoy información sobre la Batalla de Miraflores.
Cabe preguntarse, entonces, en qué momento nuestra profesión perdió sus valores, sus códigos, su empatía con la sociedad.
Por qué para los jefes de información de hoy es más importante un robo o un atraco, aún de poca monta, que una gesta, como Miraflores, que recuerda a los peruanos, el amor a la patria, la ofrenda de la vida por su dignidad y los blasones de nuestra herencia nacional. Hemos perdido la brújula, pero aún es tiempo para recuperar el rumbo. No, sin dejar de recordar que es imposible entender el presente sin conocer el pasado. El periodismo histórico, no debería haber pasado de moda. Los medios de comunicación son también una fuente constante de la historia.