Dos frases, una de Gabriel García Márquez y una de Ryszard Kapuscinski, pueden resumir, entre muchísimas otras de varios autores, lo que significa para alguien como quien escribe, el ejercer la profesión (u oficio, como algunos le llaman) de periodista:
“Ser periodista es tener el privilegio de cambiar algo todos los días“, y “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”.
No sé si yo sea una buena persona. Lo intento. Como he intentado a lo largo de 38 años ejercer con honestidad y dedicación lo que considero una noble, sacrificada, muchas veces incomprendida y mal pagada tarea de informar y despertar la conciencia de la ciudadanía. Creo que mis referentes, los que fueron mis maestros, pueden sentirse un poco satisfechos, como yo, que sin dudarlo enfatizo que me siento orgulloso de la carrera que abracé, aunque haya quienes la denigren. Yo procuro ejercerla con decencia y ética, y puedo dormir tranquilo.
Mi gratitud a los tantísimos colegas que fueron parte importante en mi formación. Entre quienes ya no viven en este mundo, Alfredo “Pío” Fernández Cano, Luis Alberto “el Chino” Guerrero, Ismaél Léon, César Terán, Humberto “El Chivo” Castillo, Víctor Robles Sosa, Eduardo Deza, Nelvar Carreteros, Carlos “el Chino” Domínguez, Juan Carlos Vicente, Humberto Martinez Morosini, César Levano, Luis Felipe Angell “Sofocleto”, Roberto Salinas, JL Diaz, y Hernán Zegarra. Y a quienes aún puedo agradecer en persona cuando tengo el privilegio de ver, Pablo Truel Uribe, Max Obregón Rossi, Justo Chávez Espinoza, César Campos Rodriguez, Justo Linares Chumpitaz, Alberto Aquino Collantes, Eloy Jaúregui, Sonia Luz Carrillo, Victor “Chacho” Cortés, Miguel Humberto Aguirre, José Antonio Camborda y Víctor Tipe, entre otros.
El periodismo de hoy ya no es el de los días en que yo me iniciara. Ya no se usan las máquinas de escribir, las carillas con papel carbón, los linotipos, las cámaras fotográficas con rollo, los teléfonos fijos con un cable. Ahora hay internet, correos electrónicos, celulares con cámaras de fotos y video incoporadas, redes sociales para transmitir en vivo. Hubo que adaptarse a los cambios, hubo que seguir aprendiendo. Ya no existe tampoco la competencia leal por la primicia en las fuentes que cubrí, especialmente en el Congreso de la República. Hoy todos tienen prácticamente la misma noticia, y la investigación, con honrosas excepciones, es un bien escaso. Como la credibilidad y la objetividad. Intento rescatarlas siempre como norte.
Mi saludo sincero y fraterno a todos mis colegas, mujeres y hombres que a lo largo de estos años me acompañan en este trayecto. Así como a los directivos de los gremios que siempre me abrieron sus puertas, haciéndome uno de ellos, afiliado o no. Al Colegio de Periodistas del Perú, de cuya Orden soy Miembro Honorario, al Colegio de Periodistas de Lima, mi base, al Club de Periodistas del Perú, que me hiciera su Vicepresidente y Presidente, al Círculo de Cronistas Parlamentarios del que fui directivo, a la Federación de Periodistas, la Asociación Nacional de Periodistas, la Asociación de Locutores, la de Reporteros Gráficos, y al Sindicato de Trabajadores de la Prensa, entre otras instituciones.
El desafío continúa, espero que por muchos años más.
Finalmente, mi homenaje a los tantos colegas caídos en misión periodística o en los últimos meses a consecuencia de la aciaga pandemia que ha enlutado muchísimos hogares. Con la muerte de cada uno de ellos se ha ido una parte importante de todos nosotros. Mis condolencias a sus familiares, que en este día no podrán saludar a su ser querido.
¡Feliz Día del Periodista, colegas!