Los integrantes de la Tertulia del Chivo “Humberto Castillo Anselmi”, en memoria del más grande reportero que tuvo el periodismo peruano de la segunda mitad del s. XX y parte del actual, migramos, debido al COVID-19, al Zoom, que es un servicio de videoconferencia basado en la nube, para reunirnos dos veces por semana. Antes de la pandemia lo hacíamos, presencialmente, una vez por semana, en el McDonald’s de Miraflores, cedido graciosamente, por la empresa propietaria. Ingresamos a trompicones a la nueva herramienta, sólo con el propósito de seguir conversando, y por qué no, escucharnos y mirarnos para sentirnos vigentes en medio de esta pandemia que resultó siendo la más letal de las que tengamos recuerdo.

El martes 21 de julio, estuvieron presentes Justo Linares, quien es el anfitrión, Pablo Truel, Jorge Sandoval, Celinda Barreto, Hugo Chauca, César de los Heros y yo. Se disculparon, Domingo Tamariz, Edgardo de Noriega, Bernardino Rodríguez. Todos ellos –y otros que iniciaron la tertulia y ya nos dejaron físicamente– ocuparon, en sus épocas, cargos de mucha responsabilidad en la prensa peruana. Fueron directores de periódicos jefes de Redacción, jefes de información, editores, tituleros, cronistas parlamentarios, deportivos, taurinos, reporteros de calle y de los buenos.

Igualmente, memoriosos escritores, cuyos libros deberían ser siempre consultados por las nuevas generaciones. Protagonistas de la bohemia periodística en las épocas de oro de las máquinas de escribir y las carillas milimetradas, algunos de ellos, migrarían después a la radio y televisión, fundando los noticieros periodísticos que hasta hoy se pueden ver en los canales de señal abierta.

La Tertulia del Chivo es una especie de Cenáculo de viejos guerreros de la pluma, que contemplan la vida con tranquilidad y se enfrentan a una realidad diferente a la vivida por ellos, auscultan lo que ocurre con ella con mirada crítica, pero también reflexivamente. Son personas que, pese a los años (oscilan entre 70 y poco más de 90 años), no han perdido la capacidad de indignación ante situaciones perversas en el manejo de la gestión pública, frente al mal uso de los recursos del Estado, las coimas que siguen siendo frecuentes y las malas prácticas de la política que van de mal en peor. Ni qué decir frente a la corrupción vigente que es casi como el COVID-19 por su letalidad social.

En la última reunión la tertulia estuvo abocada a reflexionar acerca de cómo se viene ejerciendo el periodismo peruano en la actualidad y de qué manera las nuevas generaciones la están encarnando de manera diferente a como fue este noble ejercicio del oficio en otros tiempos, en aquellos protagonizados por ellos, venerables y curtidos periodistas del siglo pasado.

En las dos horas de tertulia se escuchó mucho dolor por la ligereza con la que se hace periodismo hoy, la falta de responsabilidad para con sus lectores o escuchas, la escasa seriedad en el trabajo, el poco rigor de la investigación previa, la nula documentación frente a hechos que van a informar, el deficiente filtro existente en los medios para validar las informaciones que se publican, el necesario contraste de fuentes informativas o llamada también cruce de información que debe ser requisito antes de dar por verdadero un hecho noticioso, la actitud, en definitiva, de los jóvenes reporteros frente a la noticia y la verdad, en fin.

La Tertulia del Chivo es una especie de Cenáculo de amigos unidos por lenguaje y afinidades comunes en el campo del periodismo, el arte y la vida. No es nuevo. Su práctica viene de siglos. Se sabe que Cenáculo era el lugar donde se reunían los apóstoles, después de la resurrección de Jesucristo. Solían hacerlo en casa de un amigo de Jesús, en Jerusalén, por lo cual tuvo, para los cristianos, una valoración especial. En la Escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo se acostumbra organizar tertulias filosóficas donde estudiantes, profesores y amantes de la filosofía se reúnen, cada mes, para conversar en un escenario íntimo y de mucha calidez, tal como ocurre, en chiquito con los periodistas de esta tertulia peruana.

En el s. XIX, gracias a la existencia de pequeños centros de tertulia en el Perú, se pudo lograr que las mejores escritoras de entonces lograran ser reconocidas no sólo por su talento, sino por sus locuras y enorme tenacidad frente a una sociedad conservadora, fuertemente dominada por hombres. Recordemos la titánica labor que desplegó la escritora argentina, radicada en el Perú, Juana Manuela Gorriti, organizando tertulias literarias en Lima que congregaban, en su domicilio, a gran número de intelectuales de su época, entre quienes estaba Ricardo Palma.

Estas veladas permitieron echar semillas libertarias para conquistas futuras en los derechos de la mujer, con ideas que trajeron de la ilustración europea. Y cómo no recordar a las escritoras Clorinda Matto de Turner o Mercedes Cabello de Carbonera, que alimentaron sus primeras rebeldías en pequeños Cenáculos Literarios que jugaron gran papel para la transformación cultural y de valores en todas las épocas. Pienso que la Tertulia del Chivo está llamada a jugar similar papel, frente a la prensa actual.

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